Estamos comenzando las clases para niños y jóvenes, con mucha alegría.
Las témperas, los acrílicos, los pasteles tiza, los óleos están esperando que las manos creativas los combinen para crear nuevas imágenes y para expresar nuevas ideas y sentimientos.
La arcilla será modelada y se transformará en animales, pequeñas esculturas y piezas de uso. Y así sucede con los múltiples materiales que se usan en el taller como medio de expresión artística.
Fuera de los horarios del colegio y en un clima de calidez, los chicos comparten la alegría de crear y de aprender, generando vínculos positivos, descubriendo sus propias capacidades.
A los docentes nos gusta mucho dibujar, pintar, hacer cerámica y también nos encanta enseñar.
Disfrutamos tanto del trabajo de los chicos, como si fuera nuestro: cuando abrimos una horneada y vemos los esmaltes brillantes de las piezas de los niños, nos sentimos felices y orgullosos, como ellos.
Tenemos la suerte de trabajar en lo que nos gusta y eso se siente dentro del taller. Nos importa el arte pero también la comunicación y el amor: por eso trabajamos desde el afecto.